Z ha estado aquí, conmigo, en mi cama, en mi casa, en mi vida, en mis ojos, en mis manos, en mi cabeza, en mi cabeza, en mi cabeza y en mi almohada.
En mi sofá, en mi rincón y en mi refugio. Le he visto subir escaleras, abrir maletas, fumar, mirar el móvil, cruzar las piernas. Le he visto frío y distante a la vez que se moría de ganas de que le abrazara. Le he visto entre mis piernas, disfrutar, gemir, con un deseo con bozal susurraba algunas cosas, no muchas. Le he visto dormir la siesta cómo un bebé, y he visto la paz en su no mirada.
Le he visto construir murallas con cojines y con almohadas. A la vez que su mano se apoyaba en mi cintura. Le he visto con miedo, con ganas, con todo al mismo tiempo. Eso es lo que he visto: el miedo de las ganas.
Por eso, me he mantenido en su distancia perfecta.
Por eso ayer a las 23.20 ha venido por detrás y me ha dado el abrazo más bonito y más inesperado y más sentido en mucho mucho tiempo. Me ha rodeado con sus brazos mientras yo doblaba un jersey enfrente del armario. Se ha quedado quieto, yo asustada me he quedado inmóvil y tiesa muy tiesa. Me ha dado besos suaves y lentos en la mejilla mientras no dejaba de abrazarme, me he relajado, y he pensado: la espera ha merecido la pena.
Me pide perdón por estar tan frío, me jura y me perjura que no es así, yo le creo, pero dudo si podré aguantar mucho más sin uno de sus abrazos. Y pienso, lo que no podría es saber que nunca jamás voy a tener esos brazos así, hablando a mi espalda con tanto cariño que la despertó de golpe con un escalofrío.
Está dolido, y está con ganas. Y yo decido esperar el tiempo que pueda para a ver si hay suerte y todo nos lleva a cicatrizar heridas juntos mientras bebemos cerveza, y a respirar tranquilos el mismo aire que nos intenta envolver.
A ver si hay suerte...
Yo ya eché la suerte...
La suerte está regalada...
Ahora empieza táctica y estrategia, mientras me muerdo la lengua y me corto las manos para no ir a verte mañana en el coche a las 8 de la mañana.
Sin lengua y sin manos sigo mi aventura, y lo primero que hago es empezar a buscar el material más apto para su reproducción más fiel y diferente al mismo tiempo. Es época de restaurar, restaurarme.
Mientras, no te pierdo de vista...
CLARAMENTE UN MECHERO
ResponderEliminary me encanta (su redacción)